Después del revuelo montado el año pasado por la filtración de tres vídeos de ovnis («FLIR1», «Go Fast» y «Gimbal»), el día 25 de junio el Director de Inteligencia Nacional de Departamento de Defensa de Estados Unidos hizo público un esperadísimo informe sobre «Fenómenos Aéreos No Identificados» (Unidentified Aerial Phenomena, UAP, en inglés).
Lo que siempre se ha llamado ovni (UFO), pero con otro nombre.
Se le encomendó la tarea a un grupo de trabajo denominado UAP Task Force (UAPTF) formalmente en Agosto de 2020, y se les puso fecha límite el 25 de Junio de 2021.
La espera del informe, además, ha venido «calentada» con filtraciones de otros vídeos de un presunto ovni piramidal captado con un dispositivo de visión nocturna, y otro obtenido desde el puesto de control de un buque (USS Omaha). En algún momento quizás comente sobre ellos, pero no hoy.
Se esperaba un informe sobre la investigación de más de 120 casos ovni recogidos por la US Navy entre 2004 y 2020, pero la realidad no ha tenido nada que ver con las expectativas. 9 páginas no dan para mucho; y menos aún si descontamos la portada, una página de antecendentes y finalidad del informe, un resumen ejecutivo, y dos anexos. En 4 páginas no puede haber mucha chicha.
El informe lo realiza la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), en respuesta a una petición del Senado relativa a las actividades de inteligencia para el Año Fiscal 2021. Se trataba de proporcionar una evaluación de inteligencia de la posible amenaza que presentan losovnis UAPs, y el progreso realizado por el UAPTF para entender dicha amenaza.
El anexo B parece ser un listado de todas las cosas que este informe debía contener, a saber:
Hay que decir que se daba margen a que el informe contuviera una parte clasificada. Se rumorea que esta parte clasificada existe, pero en el texto desde luego no hay ninguna referencia a ella. No hay certeza de que exista una parte clasificada, sólo alusiones a «se comenta por twitter que...». Que cada uno le de la credibilidad que considere.
casos ovni UAP entre 2004 y 2020 (y se podría argumentar que eso es lo que solicita el senado en los primeros puntos del anexo B), una especie de informe finalizado con conclusiones y recomendaciones a seguir. Lo que nos encontramos en cambio es una «evaluación preliminar» (preliminary assessment), que ya indica que es solo es un primer paso de una tarea que va para largo.
Porque el receptor de este informe no son científicos, ni tecnólogos, ni ingenieros, ni tan siquiera ufólogos o aficionados a losovnis UAPs. El receptor final son políticos, los que manejan los fondos. Y se puede observar tanto en el contenido como la estructura del informe, que la finalidad es simple y llanamente pedir financiación. No en vano, la petición del informe se hizo el año pasado, en junio, enmarcada en una «acción de autorización de inteligencia para el año fiscal 2021» (Intelligence Authorization Act for Fiscal Year 2021). El «Año Fiscal» (FY) se refiere fundamentalmente al periodo de tiempo en que están vigentes los presupuestos, y en EEUU el FY se considera de Octubre a Septiembre del año siguiente. Es decir, el FY 2021 va de Octubre'20 a Septiembre'21. Y ahora estamos precisamente en la misma época del año en la que hay que ir preparando el presupuesto para el FY 2022, que abarca de Octubre'21 a Septiembre'22.
Eso sí, dentro del informe se va incluyendo información que más o menos encaja con los puntos exigidos por el Senado.
El informe comienza estableciendo el problema:
Aunque se abarca un rango temporal que va desde Noviembre de 2004 (encuentro del Carrier Strike Group - 11 con el «Tic tac», y el video FLIR1) a 2020, en realidad hasta 2019 no se estableció en la US Navy un protocolo estadarizado para la recogida avistamientos, mientras que la USAF no lo ha adoptado hasta Noviembre de 2020. La mayoría de los casos son de los últimos 2 años, que es cuando se ha implementado el protocolo.
En total son 144 casos, 80 de ellos incluyen detección con varios sensores. Solo 1 ha podido ser inequívocamente identificado como un globo deshinchándose. Se informa de la información recopilada por el momento, pero no hay un análisis exhaustivo como pedían los puntos 1 y 2.
Se ha intentado buscar patrones (punto 6), pero de nuevo, la poca cantidad de casos no permite buscar tales patrones. Se comenta que la mayoría de avistamientos ocurren durante el desarrollo de ejercicios, o actividad militar en marcha, (lo que podría ser un patrón, punto 6) pero se sospecha que es un sesgo.
Y por último, se señala que en 18 casos, los testigos afirman haber observado características de vuelo inusuales (punto 6, tecnología disruptiva), pero la falta de datos no permite validar tales afirmaciones.
Así que la idea principal de este bloque es: No tenemos información suficiente para un estudio concluyente.
Continua el informe asegurando sí que podrían cumplir con lo exigido:
El cajón a) puede ser simplemente porque ahí entra el único caso hasta ahora identificado, mientras que el b) es un cajón de respuestas obvias. No hay mención explícita a extraterrestres, ni esas otras hipótesis extrañas que nunca nadie es capaz de articular. Pero bien podría argüirse que entran en en cajón «otros», lo que también da una idea de cuales son las preocupaciones reales: tecnología disruptiva extranjera, sí. ETs, al cajón de sastre.
Aunque más allá de la clasificación exacta que se proponga, lo interesante es saber cuántos casos hay en cada cajón. De momento, solo el cajón a) tiene un (1) caso apuntado. Los demás están a cero (0), porque como ya se ha dicho, no disponen de datos suficientes para conclusiones firmes.
En resumen, la idea fuerza es: Podemos hacer el trabajo, podemos descubrir si está lo que más preocupa. Tenemos una idea de cómo hacerlo y buscarlo.
Lo siguiente en el informe es justificar por qué hay que investigar estos fenómenos.
Lo que sí constantan es una amenaza a la seguridad en vuelo, ya que estos avistamientos de UAPs han provocado la interrupción de ejercicios. E incluso en 11 casos, ha habido «encuentros muy cercanos» (near misses).
Baśicamente es coger el punto 5 y usarlo como justificación de la conclusión por venir. No están informando sobre el peligro real y objetivo que suponen los UAPs. Están justificando el peligro (subjetivamente) percibido por el desconocimiento de los los UAPs. El hecho cierto y objetivo es que se ha tenido que interrumpir ejercicios. ¿Fue por un peligro real inherente al UAP? ¿O más bien por un peligro percibido, ante el desconocimiento del estímulo que lo causa, de una colisión, o agresión?
Que un globo o un UAV civil recreativo (típico cuadrucóptero) sobrevuelen una zona donde se realizan ejercicios militares es un peligro de seguridad en vuelo. Que se pruebe un prototipo secreto y interrumpa la realización otros ejercicios militares, es un peligro de seguridad en vuelo. Si no hay coordinación a la hora de programar ejercicios y al final se interfieren unos con otros, es un peligro de seguridad en vuelo que urge solventar. Pero sin saber la causa que hizo parar el ejercicio, hasta que no se puedan analizar correctamente los casos para hallar esa causa, no se puede dar respuesta a ese posible peligro real.
Así que, la idea que se transmite viene a ser: Percibimos que hay un peligro potencial de seguridad aérea, y tampoco descartamos que afecte a la seguridad nacional, lo que justifica que tengamos que investigar los UAPs para establecer si este peligro es real.
Y la conclusión final es:
El esperado informe es un «ni sí, ni no».
Tanto la estructura del informe como el contenido no están puestos al azar y obedecen a dos cuestiones: la finalidad real de ODNI (pedir financiación), y justificarlo (que no informar) en base a los puntos que el Senado les había exigido que contuviera el informe. En todo momento, el lenguaje es ambiguo y evitando al máximo mojarse dejando todo abierto, aduciendo que los datos disponibles son de baja calidad, lo que evita llegar a conclusiones firmes. Como no puede ser de otra manera: si todo estuviera ya claro, no haría falta estudiarlo, y no se podría pedir financiación.
En resumen, la impresión que da es que han tenido durante varios lustros los casos metidos en un cajón, y solo ahora, por petición del Senado, los han desempolvado. No sé hasta donde habrán analizado, pero no parece que hayan hecho grandes esfuerzos. Ni siquiera se han molestado en listar los 144 casos como un anexo más al documento, por ejemplo, con una breve descripción. Con 11 meses de tiempo, al final el informe parece hecho deprisa y corriendo en apenas un par de semanas, intentando cubrir el expediente.
El informe no es un estudio científico/técnico de la casuística. No es un informe con conclusiones, sino un primer avance, o evaluación de lo que disponen y lo que habría que hacer para llegar a ese informe final en un plazo superior de tiempo. De ahí que solo unas horas después de hacerse público, el DoD sacara un comunicado anunciando que se habían dado las instrucciones oportunas para «formalizar la misión que actualmente desarrolla el UAPTF».
No hay que perder de vista toda la historia que hay detrás, con empresarios convenciendo a senadores de montar chiringuitos, y una serie de personajes que llevan desde los 70 en el epicentro de las incursiones del gobierno de EEUU en lo paranormal y ufológico.
Los mismos que pusieron al gobierno a mirar fijamente a las cabras (Proyecto Stargate), son los que quieren ponerles a mirar fíjamente manchurrones de píxeles.
Lo que siempre se ha llamado ovni (UFO), pero con otro nombre.
Se le encomendó la tarea a un grupo de trabajo denominado UAP Task Force (UAPTF) formalmente en Agosto de 2020, y se les puso fecha límite el 25 de Junio de 2021.
La espera del informe, además, ha venido «calentada» con filtraciones de otros vídeos de un presunto ovni piramidal captado con un dispositivo de visión nocturna, y otro obtenido desde el puesto de control de un buque (USS Omaha). En algún momento quizás comente sobre ellos, pero no hoy.
Se esperaba un informe sobre la investigación de más de 120 casos ovni recogidos por la US Navy entre 2004 y 2020, pero la realidad no ha tenido nada que ver con las expectativas. 9 páginas no dan para mucho; y menos aún si descontamos la portada, una página de antecendentes y finalidad del informe, un resumen ejecutivo, y dos anexos. En 4 páginas no puede haber mucha chicha.
El informe lo realiza la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), en respuesta a una petición del Senado relativa a las actividades de inteligencia para el Año Fiscal 2021. Se trataba de proporcionar una evaluación de inteligencia de la posible amenaza que presentan los
El anexo B parece ser un listado de todas las cosas que este informe debía contener, a saber:
Una petición aparentemente bastante exigente solicitando información muy detallada. Pero lo que aparenta es un trabajo del Rincón del Vago. Se han rellenado unas hojas intentando que de una u otra forma, sea posible relacionar el contenido con los puntos exigidos por el senado, de forma que se pueda justificar que se ha hecho el trabajo. Cubrir el expediente.(Resaltado mío)
- 1. Análisis detallado de datos sobre los UAPs, e informes de inteligencia realizados o en posesión de la Oficina de Inteligencia Naval.
- 2. Análisis detallado de datos de fenómenos no identificados recogidos por diversos medios.
- 3. Análisis detallado de datos del FBI, derivados de investigaciones de intrusiones en el espacio aéreo.
- 4. Descripción detallada del proceso de recolección de datos entre agencias y análisis centralizado
- 4. Identificación de la persona responsable del punto anterior
- 5. Identificación de las posibles amenazas que constituyen los UAP a la seguridad nacional, y evaluación de si esta actividad pudiera ser debida a potencias extranjeras.
- 6. Identificación de incidentes o patrones que indiquen si un potencial adversario ha conseguido capacidades aeroespaciales disruptivas que pueda poner en peligro la fuerzas estratégicas o convencionales de EEUU.
- 7. Recomendaciones respecto a cómo mejorar la recolección de datos, mejora en la investigación y desarrollo, financiación adicional y otros recursos
Hay que decir que se daba margen a que el informe contuviera una parte clasificada. Se rumorea que esta parte clasificada existe, pero en el texto desde luego no hay ninguna referencia a ella. No hay certeza de que exista una parte clasificada, sólo alusiones a «se comenta por twitter que...». Que cada uno le de la credibilidad que considere.
Editado (29/06/21): Desde The Black Vault afirman que el ODNI confirma la existencia de dicha parte clasificada.
El ODNI tambień añade que «The unclassified preliminary assessment and classified annex are substantively consistent and the key conclusions are the same in both» («La evaluación preliminar no clasificada y el anexo clasificado son esencialmente consistentes y las conclusiones clave son las mismas en ambos»)
Editado (23/07/21): De nuevo desde The Black Vault informan que han podido confirmar que el anexo clasificado contiene en total 17 páginas, en contraste con las 70 o más que la rumorología había extendido.Quizás la mayoría esperábamos erróneamente un informe de corte técnico, de análisis de todos los
Porque el receptor de este informe no son científicos, ni tecnólogos, ni ingenieros, ni tan siquiera ufólogos o aficionados a los
Eso sí, dentro del informe se va incluyendo información que más o menos encaja con los puntos exigidos por el Senado.
El informe comienza estableciendo el problema:
Nos habéis pedido información de inteligencia sobre los UAP, pero no tenemos nada concluyente porque los datos de los que disponemos son insuficientes.Cuentan como la mala calidad de los datos impiden llegar a conclusiones firmes (es decir, los puntos 1, 2 y 3 no pueden ser contestados por el momento). Así que se necesita un protocolo adecuado para obtener los datos (recomendación, punto 7).
Aunque se abarca un rango temporal que va desde Noviembre de 2004 (encuentro del Carrier Strike Group - 11 con el «Tic tac», y el video FLIR1) a 2020, en realidad hasta 2019 no se estableció en la US Navy un protocolo estadarizado para la recogida avistamientos, mientras que la USAF no lo ha adoptado hasta Noviembre de 2020. La mayoría de los casos son de los últimos 2 años, que es cuando se ha implementado el protocolo.
En total son 144 casos, 80 de ellos incluyen detección con varios sensores. Solo 1 ha podido ser inequívocamente identificado como un globo deshinchándose. Se informa de la información recopilada por el momento, pero no hay un análisis exhaustivo como pedían los puntos 1 y 2.
Se ha intentado buscar patrones (punto 6), pero de nuevo, la poca cantidad de casos no permite buscar tales patrones. Se comenta que la mayoría de avistamientos ocurren durante el desarrollo de ejercicios, o actividad militar en marcha, (lo que podría ser un patrón, punto 6) pero se sospecha que es un sesgo.
Y por último, se señala que en 18 casos, los testigos afirman haber observado características de vuelo inusuales (punto 6, tecnología disruptiva), pero la falta de datos no permite validar tales afirmaciones.
Así que la idea principal de este bloque es: No tenemos información suficiente para un estudio concluyente.
Continua el informe asegurando sí que podrían cumplir con lo exigido:
Si pudiéramos mejorar la recolección de datos, podríamos identificar lo que son los UAPs.El informe dice que creen que no hay una única explicación a los UAPs, sino que muy seguramente obedecen a diversas causas. Lo cual es de perogrullo. UAP (al igual que ovni) solo significa que no sabes lo que has visto. Por tanto puede ser cualquier cosa. Y afirman que de poder tener buenos datos, podrían llegar a clasificar las explicaciones en varios tipos:
- a) «clutter» aéreo: pájaros, globos, drones recreativos, bolsas de plástico, o en general, cosas en el espacio aéreo que molestan o pueden interferir.
- b) Fenómenos atmosféricos naturales: cristales de hielo, humedad, fluctuaciones térmicas, ...
- c) Programas de desarrollo industriales o del gobierno de US, entre los que entrarían pruebas de prototipos, test clasificados. Señalan que de momento no han podido confirmar que algún caso haya tenido esta causa.
- d) Sistemas adversarios extranjeros. Tecnología desarrollada por China, Rusia, otra nación o entidad no gubernamental.
- e) Otros: Cajón de sastre donde meter lo que no cuadre en los demás sitios
El cajón a) puede ser simplemente porque ahí entra el único caso hasta ahora identificado, mientras que el b) es un cajón de respuestas obvias. No hay mención explícita a extraterrestres, ni esas otras hipótesis extrañas que nunca nadie es capaz de articular. Pero bien podría argüirse que entran en en cajón «otros», lo que también da una idea de cuales son las preocupaciones reales: tecnología disruptiva extranjera, sí. ETs, al cajón de sastre.
Aunque más allá de la clasificación exacta que se proponga, lo interesante es saber cuántos casos hay en cada cajón. De momento, solo el cajón a) tiene un (1) caso apuntado. Los demás están a cero (0), porque como ya se ha dicho, no disponen de datos suficientes para conclusiones firmes.
En resumen, la idea fuerza es: Podemos hacer el trabajo, podemos descubrir si está lo que más preocupa. Tenemos una idea de cómo hacerlo y buscarlo.
Lo siguiente en el informe es justificar por qué hay que investigar estos fenómenos.
No sabemos qué son los UAP, pero nos hemos vistos obligados a detener ejercicios y actividad militar en curso. Es una amenaza a la seguridad en vuelo y (a lo mejor) a la seguridad nacional.Como ya nos han dicho más de una vez que no pueden analizar los casos porque los datos no son suficientes, no pueden hablar directamente de amenazas a la seguridad nacional. Pero en Defensa, al final todo va de eso, así que obviamente, no se puede ignorar una potencial amenaza a la seguridad nacional.
Lo que sí constantan es una amenaza a la seguridad en vuelo, ya que estos avistamientos de UAPs han provocado la interrupción de ejercicios. E incluso en 11 casos, ha habido «encuentros muy cercanos» (near misses).
Baśicamente es coger el punto 5 y usarlo como justificación de la conclusión por venir. No están informando sobre el peligro real y objetivo que suponen los UAPs. Están justificando el peligro (subjetivamente) percibido por el desconocimiento de los los UAPs. El hecho cierto y objetivo es que se ha tenido que interrumpir ejercicios. ¿Fue por un peligro real inherente al UAP? ¿O más bien por un peligro percibido, ante el desconocimiento del estímulo que lo causa, de una colisión, o agresión?
Que un globo o un UAV civil recreativo (típico cuadrucóptero) sobrevuelen una zona donde se realizan ejercicios militares es un peligro de seguridad en vuelo. Que se pruebe un prototipo secreto y interrumpa la realización otros ejercicios militares, es un peligro de seguridad en vuelo. Si no hay coordinación a la hora de programar ejercicios y al final se interfieren unos con otros, es un peligro de seguridad en vuelo que urge solventar. Pero sin saber la causa que hizo parar el ejercicio, hasta que no se puedan analizar correctamente los casos para hallar esa causa, no se puede dar respuesta a ese posible peligro real.
Así que, la idea que se transmite viene a ser: Percibimos que hay un peligro potencial de seguridad aérea, y tampoco descartamos que afecte a la seguridad nacional, lo que justifica que tengamos que investigar los UAPs para establecer si este peligro es real.
Y la conclusión final es:
Dadnos dinero.Acaban de hablar de unos posibles peligros, y sobre la identificación las amenazas que preocupan. Se reincide una vez más en lo que se recomienda (punto 7) para poder cumplir con el cometido de identificarlas: estandarizar y centralizar la obtención de información, y de hecho ya se ha contactado con otros organismos (FAA, USAF) (punto 4). Se necesita expandir la colección de casos porque con 144 no da para buscar patrones y analizar apropiadamente la información (puntos 1,2 y 6). Pero claro, esto no es gratis, y alguien tiene que pagar la fiesta.
El esperado informe es un «ni sí, ni no».
Tanto la estructura del informe como el contenido no están puestos al azar y obedecen a dos cuestiones: la finalidad real de ODNI (pedir financiación), y justificarlo (que no informar) en base a los puntos que el Senado les había exigido que contuviera el informe. En todo momento, el lenguaje es ambiguo y evitando al máximo mojarse dejando todo abierto, aduciendo que los datos disponibles son de baja calidad, lo que evita llegar a conclusiones firmes. Como no puede ser de otra manera: si todo estuviera ya claro, no haría falta estudiarlo, y no se podría pedir financiación.
En resumen, la impresión que da es que han tenido durante varios lustros los casos metidos en un cajón, y solo ahora, por petición del Senado, los han desempolvado. No sé hasta donde habrán analizado, pero no parece que hayan hecho grandes esfuerzos. Ni siquiera se han molestado en listar los 144 casos como un anexo más al documento, por ejemplo, con una breve descripción. Con 11 meses de tiempo, al final el informe parece hecho deprisa y corriendo en apenas un par de semanas, intentando cubrir el expediente.
El informe no es un estudio científico/técnico de la casuística. No es un informe con conclusiones, sino un primer avance, o evaluación de lo que disponen y lo que habría que hacer para llegar a ese informe final en un plazo superior de tiempo. De ahí que solo unas horas después de hacerse público, el DoD sacara un comunicado anunciando que se habían dado las instrucciones oportunas para «formalizar la misión que actualmente desarrolla el UAPTF».
No hay que perder de vista toda la historia que hay detrás, con empresarios convenciendo a senadores de montar chiringuitos, y una serie de personajes que llevan desde los 70 en el epicentro de las incursiones del gobierno de EEUU en lo paranormal y ufológico.
Los mismos que pusieron al gobierno a mirar fijamente a las cabras (Proyecto Stargate), son los que quieren ponerles a mirar fíjamente manchurrones de píxeles.
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