Hace unos días, alguien me comentaba «pero, ¿OVNIs de verdad, o de los de siempre?». Sólo era un comentario jocoso, pero a nada que te pares a pensar en ello, tiene su enjundia e incluso debería ser una pregunta de obligada respuesta para aquellos que creen que existe algo llamado fenómeno OVNI: ¿Qué es un OVNI de verdad?
OVNI,como todo el mundo debería saber, no es más que el acrónimo de Objeto Volador No Identificado. Algo que alguien ve por el cielo, y no sabe reconocer qué es. Nada más. Sin embargo, al hablar de «OVNIs de verdad», «fenómeno OVNI» o la típica frase de «nadie confundiría X con un OVNI», se le está otorgando un significado totalmente distinto, deja de ser un acrónimo. Se está presuponiendo que un OVNI es «algo» con características que lo distinguen de X y de los «OVNIs de siempre», aunque no te sepan decir cuales son esas características.
Preguntar qué es un «OVNI de verdad» es la pregunta básica y fundamental sobre cual es el objeto de estudio, cuales son las características que lo definen. Creo que alguna vez lo he escrito en este blog, que cuando se quiere estudiar el tema que sea, el primer paso es definir el objeto de estudio en positivo según las características que tiene, no las que NO tiene. Es decir, definir como OVNI algo que NO es la luna, que NO es un avión, que NO es un satélite, etc... podemos hacer la lista todo lo larga que se nos ocurra (y siempre será incompleta), pero seguiremos sin saber qué hace que algo sea un «OVNI», y deje de ser un «algo que no sabemos qué es».
Aunque ésta es una frase puesta en boca de un personaje usado como ejemplo de racionalidad, es en realidad una frase horrible. Creo que no se me ocurre una peor. En cualquier deporte puedes ganar por incomparecencia del rival, pero en ciencia las hipótesis no se demuestran por eliminación.
Pero por eliminación resulta ser el método preferido para «demostrar» el fenómeno OVNI. Basta oír podcasts de aficionados al misterio, cómo se refieren a OVNIs auténticos como aquellos a los que no son capaces de darle respuesta, y lamentarse de que se desmonte el misterio cuando sí la hay. En realidad, están reconociendo que su único interés está en la mera existencia de misterios, en no conocer la respuesta. Su interés no es «conocer la verdad» como repiten machaconamente, sino saber o creer que hay un interrogante, cuando el interés de cualquier misterio es (o debería ser) encontrar la respuesta.
Y con respuesta no me refiero solo a las habituales explicaciones mundanas de los casos OVNI. Una respuesta también sería demostrar que tal o cual avistamiento fue a causa de una nave alienígena de Ganímedes con las largas puestas. O que se abrió un portal interdimensional por que el que llegaron viajeros en el tiempo. O que fue un agujero de gusano por el que llegó antimateria desde un universo paralelo que se aniquiló al entrar en contacto con nuestra atmósfera. O que fue un fenómeno desconocido hasta la fecha. Con el doble placer de no solo solucionar un misterio, sino además añadir una contribución al conocimiento. Pero una cosa es proponer ideas radicales, y otra demostrar que son posibles, y producen las características que se describen en un avistamiento. Y no, no se demuestra por eliminación ni por negación sistemática de explicaciones mundanas.
«Una vez eliminadas todas las demás posibilidades,...» lo único que queda es que no tenemos ni idea de lo que pasó. Lo único que demuestra es que no hemos sido capaces de hallar un respuesta. No pasa nada por reconocer que no conocemos la respuesta. Pero recuerda que lo interesante de los misterios es intentar resolverlos, no perpetuarlos.
OVNI,como todo el mundo debería saber, no es más que el acrónimo de Objeto Volador No Identificado. Algo que alguien ve por el cielo, y no sabe reconocer qué es. Nada más. Sin embargo, al hablar de «OVNIs de verdad», «fenómeno OVNI» o la típica frase de «nadie confundiría X con un OVNI», se le está otorgando un significado totalmente distinto, deja de ser un acrónimo. Se está presuponiendo que un OVNI es «algo» con características que lo distinguen de X y de los «OVNIs de siempre», aunque no te sepan decir cuales son esas características.
Preguntar qué es un «OVNI de verdad» es la pregunta básica y fundamental sobre cual es el objeto de estudio, cuales son las características que lo definen. Creo que alguna vez lo he escrito en este blog, que cuando se quiere estudiar el tema que sea, el primer paso es definir el objeto de estudio en positivo según las características que tiene, no las que NO tiene. Es decir, definir como OVNI algo que NO es la luna, que NO es un avión, que NO es un satélite, etc... podemos hacer la lista todo lo larga que se nos ocurra (y siempre será incompleta), pero seguiremos sin saber qué hace que algo sea un «OVNI», y deje de ser un «algo que no sabemos qué es».
«Una vez eliminadas todas las demás posibilidades, la única que queda tiene que ser la verdadera».
Sherlock Holmes.El Signo de los Cuatro (Arthur Conan Doyle)
Aunque ésta es una frase puesta en boca de un personaje usado como ejemplo de racionalidad, es en realidad una frase horrible. Creo que no se me ocurre una peor. En cualquier deporte puedes ganar por incomparecencia del rival, pero en ciencia las hipótesis no se demuestran por eliminación.
Pero por eliminación resulta ser el método preferido para «demostrar» el fenómeno OVNI. Basta oír podcasts de aficionados al misterio, cómo se refieren a OVNIs auténticos como aquellos a los que no son capaces de darle respuesta, y lamentarse de que se desmonte el misterio cuando sí la hay. En realidad, están reconociendo que su único interés está en la mera existencia de misterios, en no conocer la respuesta. Su interés no es «conocer la verdad» como repiten machaconamente, sino saber o creer que hay un interrogante, cuando el interés de cualquier misterio es (o debería ser) encontrar la respuesta.
Y con respuesta no me refiero solo a las habituales explicaciones mundanas de los casos OVNI. Una respuesta también sería demostrar que tal o cual avistamiento fue a causa de una nave alienígena de Ganímedes con las largas puestas. O que se abrió un portal interdimensional por que el que llegaron viajeros en el tiempo. O que fue un agujero de gusano por el que llegó antimateria desde un universo paralelo que se aniquiló al entrar en contacto con nuestra atmósfera. O que fue un fenómeno desconocido hasta la fecha. Con el doble placer de no solo solucionar un misterio, sino además añadir una contribución al conocimiento. Pero una cosa es proponer ideas radicales, y otra demostrar que son posibles, y producen las características que se describen en un avistamiento. Y no, no se demuestra por eliminación ni por negación sistemática de explicaciones mundanas.
«Una vez eliminadas todas las demás posibilidades,...» lo único que queda es que no tenemos ni idea de lo que pasó. Lo único que demuestra es que no hemos sido capaces de hallar un respuesta. No pasa nada por reconocer que no conocemos la respuesta. Pero recuerda que lo interesante de los misterios es intentar resolverlos, no perpetuarlos.