Hace ya casi dos años, escribí un ladrillo sobre uno de los patrones más característicos de la ufología: la ley horaria.
Este patrón es un histograma que muestra la proporción de casos OVNI que se registran según cada hora del día, y lo que se ve muy claramente es que la mayoría de avistamientos ocurren entre las 8 y las 10 de la noche, sugiriendo que los OVNIs tendrían una actividad predominantemente nocturna. La explicación del patrón es en cambio más prosaica, y no incluye OVNIs en ella. En realidad, basta con tener en cuenta que durante el día hay mucha luz, y las típicas luces que acaban siendo reportes OVNI son poco visibles; y por otro lado, que la gente se va a dormir a partir de cierta hora, por lo que hay menos testigos disponibles para ver un OVNI. Es un fenómeno principalmente observacional, (o un artefacto instrumental si consideramos a los testigos como nuestro instrumento de medida que detecta la presencia de OVNIs).
Así pues, en el JSE Vol.29 (Nº 2), pg 195-233 (2015), pueden encontrar el artículo (aunque hay que ser socio de pago para poder leerlo, o esperar un par de años hasta que sea de acceso abierto)
Imagino lo que ha pensado la mayoría de lectores cuando ha leído las palabras (a veces consideras mágicas) de peer-review: que seguro que hacen revisiones lo suficientemente suaves como para que pase cualquier cosa.
Yo solo puedo hablar de mi experiencia. Y puedo decir que me pareció sorprendentemente dura. Tras la remisión de la primera versión, la revisión terminó con un "revisiones mayores", donde se incluían argumentaciones que casi podrían considerarse destinadas a refutar el artículo. Comentarios como reducir la extensión o reestructurar el artículo me los esperaba; pero en otros se pedían aclaraciones y justificaciones de las que en algún caso no hay equivalentes para las afirmaciones que a su vez estaba yo refutando.
Pero lejos de hacerme el Galileo incomprendido, me alegro de ello, pues así el artículo en esta nueva versión cuenta con una serie de justificaciones y mejoras que lo hacen más robusto.
En el artículo original, se asumía que la actividad OVNI era constante a lo largo del día, que podía aparecer un evento luminoso a cualquier hora del día con igual probabilidad. Ahora, he introducido la forma de incluir una actividad no constante, de forma que se podría crear una ley horaria de avistamientos de Venus: Venus tiene una actividad tal que está en el cielo desde la madrugada hasta el anochecer, pero no por la noche. De forma que una Ley Horaria Venusiana es distinta de una ley horaria con una actividad OVNI constante, que es la que siempre siguen los patrones obtenidos de los catálogos. Es decir, que aunque se podría suponer una actividad arbitraria, la ley horaria responde a una actividad constante tanto para OVNIs, como para casos identificados. Aunque cada evento o estímulo particular puede tener un actividad determinada (como Venus), finalmente al considerar todos los posibles estímulos, la actividad se puede considerar constante. Simplemente: cualquier cosa puede ser vista en cualquier momento del día.
El artículo incluye el 'añadido' que puse en la anterior entrada sobre la ley horaria. Podemos usar como referencia el patrón de consumo energético de la red eléctrica española para establecer la probabilidad de presencia de testigos: cuando la gente se va a dormir, la demanda energética disminuye y es mínima durante la noche. Al amanecer, la demanda aumenta debido al inicio de la actividad humana y se mantiene alta durante el día. Usando como referencia esta demanda, se puede determinar de una forma totalmente independiente y ajena a la ufología los parámetros para la probabilidad de presencia de testigos.
Por último, otra de las pegas que me pusieron era que sólo tenía en cuenta fenómenos luminosos. ¿Y qué pasa con los OVNIs no luminosos? Pues nada, porque apenas existen ese tipo OVNIs. En rigor, este modelo no cubriría fenómenos no luminosos, pero la estadística en los catálogos demuestra que alrededor del 94-98% de los avistamientos son fenómenos luminosos, o reflectantes de luz (ya sea blanca o de colores). Es decir, la cantidad de objetos oscuros o no luminosos es despreciable, y por tanto no afectan a la forma del patrón de la ley horaria.
Aunque es obvio que mi postura sobre los OVNIs es escéptica, incrédula, detractora o como prefieran llamarla, en ciencia lo que cuenta no es lo que nos gustaría, sino lo que podemos demostrar. La explicación de la ley horaria no demuestra que los OVNIs no son naves extraterrestres, confluencias interdimensionales mecanocuánticas, o fenómenos desconocidos. Ya me gustaría a mí poder decirlo. Pero tampoco da indicios de que sean alguna de esas cosas. Demuestra en cambio que la ley horaria es un artefacto debido a la propia observación, y que de este patrón es difícil extraer propiedades de los OVNIs, no sólo por la razón por la que se forma el patrón, sino además porque no hay diferencias entre leyes horarias de casos inexplicados y de casos explicados, lo cual lleva (al menos que se me ocurran a mí) a tres posibilidades (de más pesimista a más optimista para quien crea que detrás de los OVNIs hay algo extraño):
Este patrón es un histograma que muestra la proporción de casos OVNI que se registran según cada hora del día, y lo que se ve muy claramente es que la mayoría de avistamientos ocurren entre las 8 y las 10 de la noche, sugiriendo que los OVNIs tendrían una actividad predominantemente nocturna. La explicación del patrón es en cambio más prosaica, y no incluye OVNIs en ella. En realidad, basta con tener en cuenta que durante el día hay mucha luz, y las típicas luces que acaban siendo reportes OVNI son poco visibles; y por otro lado, que la gente se va a dormir a partir de cierta hora, por lo que hay menos testigos disponibles para ver un OVNI. Es un fenómeno principalmente observacional, (o un artefacto instrumental si consideramos a los testigos como nuestro instrumento de medida que detecta la presencia de OVNIs).
Breve explicación de cómo se forma la ley horaria (línea azul) a partir de un factor astronómico (línea negra) y otro social (línea roja):Animado por Vicente Juan Ballester, remití el artículo al Journal of Scientific Exploration, editado por la Society of Scientific Exploration, una asociación que según dicen,
- Aumento del número de avistamientos debido a una mayor visibilidad (línea negra) al anochecer.
- Máximo de avistamientos porque es de noche y la gente aún está despierta (cruce entre las líneas negra y roja).
- Disminución del número de avistamientos debido a que hay pocos potenciales testigos despiertos (línea roja).
- El mismo fenómeno pero a la inversa ocurre al amanecer: la gente comienza a levantarse y salir de casa, pero el amanecer eclipsa las luces impidiendo su avistamiento
Since 1982, the Society for Scientific Exploration (SSE) has provided a critical forum for sharing original research into conventional and unconventional topics. Subjects often cross mainstream boundaries, yet may have profound implications for human knowledge and technology. We publish a peer-reviewed journal and the popular EdgeScience magazine, host conferences, and connect scholars.Resumiendo, una sociedad que discute y publica temas "no convencionales", o en román paladino, parapsicología, ufología y demás temas afines. El Journal of Scientific Exploration (JSE) recoge artículos de investigación en esos temas que, mayoritariamente, tienen una inclinación hacia la existencia de tales fenómenos, y experimentan o teorizan con vistas a su demostración. Por ello me parece notable y digno de mención que hayan aceptado la publicación de un artículo orientado a una explicación mundana y alejada de fenómenos anómalos de un patrón concreto y significativo para la ufología.
Así pues, en el JSE Vol.29 (Nº 2), pg 195-233 (2015), pueden encontrar el artículo (aunque hay que ser socio de pago para poder leerlo, o esperar un par de años hasta que sea de acceso abierto)
Imagino lo que ha pensado la mayoría de lectores cuando ha leído las palabras (a veces consideras mágicas) de peer-review: que seguro que hacen revisiones lo suficientemente suaves como para que pase cualquier cosa.
Yo solo puedo hablar de mi experiencia. Y puedo decir que me pareció sorprendentemente dura. Tras la remisión de la primera versión, la revisión terminó con un "revisiones mayores", donde se incluían argumentaciones que casi podrían considerarse destinadas a refutar el artículo. Comentarios como reducir la extensión o reestructurar el artículo me los esperaba; pero en otros se pedían aclaraciones y justificaciones de las que en algún caso no hay equivalentes para las afirmaciones que a su vez estaba yo refutando.
Pero lejos de hacerme el Galileo incomprendido, me alegro de ello, pues así el artículo en esta nueva versión cuenta con una serie de justificaciones y mejoras que lo hacen más robusto.
En el artículo original, se asumía que la actividad OVNI era constante a lo largo del día, que podía aparecer un evento luminoso a cualquier hora del día con igual probabilidad. Ahora, he introducido la forma de incluir una actividad no constante, de forma que se podría crear una ley horaria de avistamientos de Venus: Venus tiene una actividad tal que está en el cielo desde la madrugada hasta el anochecer, pero no por la noche. De forma que una Ley Horaria Venusiana es distinta de una ley horaria con una actividad OVNI constante, que es la que siempre siguen los patrones obtenidos de los catálogos. Es decir, que aunque se podría suponer una actividad arbitraria, la ley horaria responde a una actividad constante tanto para OVNIs, como para casos identificados. Aunque cada evento o estímulo particular puede tener un actividad determinada (como Venus), finalmente al considerar todos los posibles estímulos, la actividad se puede considerar constante. Simplemente: cualquier cosa puede ser vista en cualquier momento del día.
El artículo incluye el 'añadido' que puse en la anterior entrada sobre la ley horaria. Podemos usar como referencia el patrón de consumo energético de la red eléctrica española para establecer la probabilidad de presencia de testigos: cuando la gente se va a dormir, la demanda energética disminuye y es mínima durante la noche. Al amanecer, la demanda aumenta debido al inicio de la actividad humana y se mantiene alta durante el día. Usando como referencia esta demanda, se puede determinar de una forma totalmente independiente y ajena a la ufología los parámetros para la probabilidad de presencia de testigos.
Por último, otra de las pegas que me pusieron era que sólo tenía en cuenta fenómenos luminosos. ¿Y qué pasa con los OVNIs no luminosos? Pues nada, porque apenas existen ese tipo OVNIs. En rigor, este modelo no cubriría fenómenos no luminosos, pero la estadística en los catálogos demuestra que alrededor del 94-98% de los avistamientos son fenómenos luminosos, o reflectantes de luz (ya sea blanca o de colores). Es decir, la cantidad de objetos oscuros o no luminosos es despreciable, y por tanto no afectan a la forma del patrón de la ley horaria.
Aunque es obvio que mi postura sobre los OVNIs es escéptica, incrédula, detractora o como prefieran llamarla, en ciencia lo que cuenta no es lo que nos gustaría, sino lo que podemos demostrar. La explicación de la ley horaria no demuestra que los OVNIs no son naves extraterrestres, confluencias interdimensionales mecanocuánticas, o fenómenos desconocidos. Ya me gustaría a mí poder decirlo. Pero tampoco da indicios de que sean alguna de esas cosas. Demuestra en cambio que la ley horaria es un artefacto debido a la propia observación, y que de este patrón es difícil extraer propiedades de los OVNIs, no sólo por la razón por la que se forma el patrón, sino además porque no hay diferencias entre leyes horarias de casos inexplicados y de casos explicados, lo cual lleva (al menos que se me ocurran a mí) a tres posibilidades (de más pesimista a más optimista para quien crea que detrás de los OVNIs hay algo extraño):
- La explicación como artefacto observacional y la igualdad entre los patrones OVNI y OVI, sugiere que no existe ningún fenómeno anómalo. Los OVNIs son sólo confusiones con fenómenos conocidos y mundanos, pero que somos incapaces de identificar por la razón X que sea.
- Existe una cantidad pequeña de OVNIs que sí son causados por un fenómeno anómalo. Pero hay excesivo ruido (casos inexplicados con causas mundanas, pero que no podemos identificar) y muy poca señal (auténticos fenómenos anómalos), motivo por el cual no se refleja en la ley horaria de casos sin identificar. Sin embargo, a medida que los casos sin identificar pudieran explicarse, la verdadera ley horaria con una actividad OVNI propia del fenómeno debería aparecer, siendo distinta de una ley horaria con actividad constante.
- La mayoría o todos los casos inexplicados corresponden realmente a fenómenos extraños. Su ley horaria es la que se obtiene y vemos en todas las gráficas. En este caso, se podría asumir que la actividad OVNI es constante a lo largo del día y que es un fenómeno predominantemente luminoso. Sin embargo, esta actividad constante implica que el posible fenómeno se manifiesta al azar, sin patrones particulares, sin importarle luz, oscuridad o la hora del día. Sumado a que la distribución de avistamientos en función de la densidad de población de la zona de avistamiento también se produce según lo previsto por puro azar, que no evita poblaciones, ni busca lugares particulares para manifestarse, la conclusión última sería que no se comporta de manera inteligente, tal y como reza alguno de los mantras que se pueden oír habitualmente.