Según se vio en la primera parte, el primer paso en el supuesto funcionamiento de una pirámide, consistiría en la eliminación del agua para deshidratar y momificar o conservar carne. El agua es por tanto un factor clave, según el manual de Sosa, aunque no se explique por qué ocurre esa supuesta evaporación producida por el hecho de estar dentro de una pirámide.
El agua no se libra de que se especule con varias ocurrencias respecto a sus propiedades, y su habilidad de absorber la energía piramidal para conferirle capacidades curativas, duraderas por varios días. Algunas de las propiedades que los piramidólogos le atribuyen al agua son por ejemplo:
- Es un compuesto paramagnético (se magnetiza en el mismo sentido que un campo magnético aplicado). Lo cual es falso: es diamagnético (se magnetiza en sentido contrario al campo aplicado)
- Posee una conducción casi perfecta de la electricidad. Falso. Un cubo de un centímetro de lado de agua pura tiene una resistencia de 18 MOhm (18 millones de ohmios). Esto no le impide conducir la electricidad, pero dista mucho de ser un conductor casi perfecto, como puede ser un cable de cobre [1] . En condiciones normales, el agua no está pura, sino que contiene iones disueltos en ella, que pueden facilitar la corriente eléctrica. En esas circunstancias, la resistencia puede bajar hasta unos 10 KOhm (diez mil ohmios), unas mil veces menos que el mismo cubo de antes. Pero que sigue alejado de ser buen conductor.
- Que un campo magnético débil puede provocar cambios permanentes en temperatura de ebullición, densidad, conducción eléctrica… Falso. El agua no es ferromagnética, que es el único tipo de magnetismo que puede retener una cierta “memoria” de sucesos pasados. Por tanto, cuando se elimina el campo magnético que se aplica al agua, ésta vuelve a su estado anterior, y no hay diferencia alguna entre agua “tratada” y “no tratada”.
Aunque la mejor de las ocurrencias no se encuentra en el manual, sino en la web de otro estudioso de la piramidología, donde afirma, sin pruebas que lo sustenten, que el agua líquida tiene una estructura que es ¡Una pirámide!, teniendo en cada uno de sus vértices una molécula de agua :
“En la pirámide los cuerpos orgánicos son afectados en cuanto a estructura molecular del agua por el efecto conocido como Simpatía Magnética de la Forma. Este poderoso efecto (…) hace que las moléculas de agua adquieran su forma natural correcta de 5 H2O, haciéndose más solventes y menos oxidantes. Ya se sabe (hace veinte años) que la verdadera molécula de agua tiene forma de pirámide perfecta, con casi 52º de inclinación de sus caras”
El agua es una molécula compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, que se colocan de forma que los dos de hidrógeno forman un ángulo de 104º. Esta configuración hace que la molécula sea polar, es decir, que aunque es eléctricamente neutra, posee un momento dipolar eléctrico debido a la distribución de las cargas. Los electrones del hidrógeno están más tiempo cerca del átomo de oxígeno, con lo que esa parte queda cargada negativamente, mientras que la parte de los hidrógenos queda cargada positivamente, aunque en total la carga sea nula.
Esta distribución de las cargas hace que dos moléculas de agua puedan repelerse eléctricamente, y también atraerse, formando lo que se llaman “puentes de hidrógeno"[2], donde un hidrógeno atraería el oxígeno de otra molécula distinta. En un líquido, estos puentes se crean y destruyen constantemente, dando sólo la cohesión necesaria al líquido como para que no se disperse como si fuera gas, pero sin llegar a formar una estructura de ningún tipo. En cambio, es al bajar la temperatura cuando estos puentes de hidrógeno se vuelven más estables, e incluso permanentes, haciendo cristalizar el agua en hielo, con una forma que no es piramidal, sino hexagonal [3] , como revelan estudios de difracción rayos X.
Pero como imaginar es gratis, imaginemos que cinco moléculas de agua pueden llegar a formar una estructura así. Fíjense cómo el autor del dibujo de la pirámide de agua has sido muy hábil dibujando la forma, y colocando las letras que representan al agua. Pero mucha, muchísima más habilidad hubiera requerido dibujar los átomos, y cómo quedarían colocados en esa pirámide.
Por un lado, hay que emparejar hidrógenos con oxígenos para formar los puentes. Al final es imposible evitar juntar dos hidrógenos, o dos oxígenos; intenten hacer el dibujo. Esto produciría una repulsión del conjunto de moléculas.
Por otro lado, una pirámide como la sugerida, tiene unas paredes con una inclinación de 52º respecto de la base. Si se calcula cual es el ángulo que forman aristas opuestas de la pirámide en el vértice, éste es de 95º. Una molécula de agua, con sus 104º podría colocarse ahí, sólo si se fuerza a los hidrógenos a cerrar el ángulo que forma la molécula. Eso implica una mayor repulsión eléctrica entre los hidrógenos. De igual forma, la base es un cuadrado cuyos sus lados forman ángulos de 90º. En cada esquina hay que volver a colocar moléculas de agua de un ángulo mayor, de las cuales no necesariamente todas, pero sí alguna, habrá que forzarla de nuevo para cerrar su ángulo y formar la base cuadrada. Una vez más, la repulsión eléctrica se haría presente.
Llega un momento en que tanta energía acumulada en repulsiones haría a la estructura inestable, y que se deshiciera.
La ensalada de partículas
He dejado para el final la parte más técnica de la piramidología, más que nada porque a estas alturas no debería ser necesario entrar en ella. Ya hemos visto que sus fundamentos son inexistentes, y que sus estudiosos no tienen la más mínima idea de lo que están estudiando. De todas formas, allá vamos.
Existe otra definición de energía piramidal:
Es una energía magnética producida por las partículas nucleares hadrón de los protones y neutrones procedentes de los cuerpos cósmicos
¿Alguien echaba de menos más palabras mágicas? Pues aquí están: neutrones, hadrones, cuerpos cósmicos… Las vibraciones y frecuencias no faltan. Hace ya siglos, los médicos decían que la salud de una persona dependía de sus humores y el equilibrio entre todos ellos. La piramidología, en pleno siglo XX, establece que la salud depende de
"…que un grupo de células vibre a una cierta frecuencia cuando gozan de buena salud, pero cuando esta frecuencia se ve perturbada por alguna razón, se produce un estado de enfermedad"
Antes eran humores. Ahora son vibraciones. Pocas veces, por no decir nunca, 70 años de estudios tuvieron el efecto de atrasar el conocimiento en tantos siglos. Dejaremos que sean médicos o biólogos quienes pongan en su sitio estas barbaridades, y volvamos al campo de la física, para adentrarnos en el bonito mundo de las partículas fundamentales y la mecánica cuántica.
Retomemos el asunto de la “energía hadrón”, que tiene su miga. No, no se me rían aún, que los hadrones [4] sí existen. Ahora, que los protones y neutrones no contienen partículas hadrón como se deduce de la definición, sino que ellos mismos son los hadrones.
Dentro del modelo actual de partículas elementales, los hadrones son partículas que interaccionan a través de la fuerza fuerte. Entre éstas se incluyen protones y neutrones (también llamados bariones), y otra serie de partículas llamadas mesones, que son inestables y se desintegran.
Según el manual, toda esta ensalada de partículas, al final, son energías y vibraciones que se amplificarían por resonancia en la pirámide, a pesar de que el magnetismo dentro de la pirámide no prevé que ocurra nada en especial, y ponen en movimiento las moléculas de la materia de la carne a conservar, o de la cuchilla de afeitar a afilar.
Es en este punto es donde transformamos los hadrones en neutrinos. Ya ven, estábamos tan contentos hablando de hadrones [5] , y resulta que al pasar la hoja descubrimos que la energía hadrónica está compuesta por neutrinos, que supuestamente se acumulan en el centro de la pirámide, y son los causantes de todos los milagros. Ahora bien, los neutrinos no son hadrones. Son leptones[6], como el electrón, cuya principal característica es que no se ven afectados por la fuerza fuerte. Todo lo contrario de los hadrones.
Los neutrinos son partículas de las que hasta hace muy poco no se sabía a ciencia cierta si tenían masa, o si ésta era muy pequeña. En 1998 se confirmó que tenían una masa muy reducida, entre 10 y 100 millones de veces menor que la de un electrón[7] .
Un neutrino sólo tiene dos tipos de interacciones: la débil, que ocurre en el interior de un núcleo atómico, y la gravitatoria. Una masa tan pequeña hace que la interacción gravitatoria sea prácticamente despreciable, mientras que el diminuto tamaño de un núcleo atómico (~10-15 metros) hace muy poco usual una colisión entre neutrino y átomo. Además, por ser neutro, no interacciona ni eléctrica, ni magnéticamente. Es muy difícil que el neutrino interaccione apenas con nada. Un haz de neutrinos puede atravesar la Tierra de parte a parte sin tocarla, lo que le hace extremadamente difícil de detectar. De hecho, se necesitaría una pared de plomo de 1 año-luz de grosor para frenar la mitad del haz [8].
Así que, tras hablar y hablar insistentemente de campos magnéticos, finalmente aparece una partícula, responsable final de la energía piramidal, que no interacciona ni eléctrica, ni magnéticamente con nada. Una incoherencia de este tamaño produce pinzamientos en el cerebro sólo al leerla.
Llegados a este punto, algún mal pensado creerá que toda esta mención a neutrinos, hadrones, energías y campos magnéticos es sólo para meter palabros científicos, e intentar dar un halo de seriedad al asunto. Y así es.
Sabiendo todo esto acerca de los neutrinos, llama la atención que un personaje como Gabriel Silva Vargas, vendedor de pirámides para más señas, y el mismo que propone la estructura piramidal del agua, diga que ha comprobado que existe una concentración de neutrinos en el interior de una pirámide de tres millones de neutrinos por metro cúbico. Lo cual es un dato totalmente inventado :
Primero, porque debido a la casi nula interacción es imposible que estén confinados en ningún sitio, sea una pirámide, un dodecaedro, o una pantalla magnética. Es imposible ponerles una barrera para que no escapen (recuerden la pared de plomo). Menos aún magnética como dice Silva, porque un neutrino no interacciona magnéticamente.
Segundo, el dato de 3 millones quizás a Silva le parezca espectacular, pero en realidad es ridículo, si lo comparamos con los 1.000 billones de neutrinos (1015) por metro cuadrado que genera el Sol cada segundo, que llegan intactos a la Tierra, y que la atraviesan de lado a lado sin apenas tocarla. Más ridículo es aún si se compara con los 1024 neutrinos por metro cuadrado que genera una central nuclear cada segundo [9] [10].
Tercero, los detectores de neutrinos son piscinas gigantescas , que se construyen bajo tierra o dentro de una montaña. La razón es porque se necesita una gran sensibilidad. Bajo tierra, se elimina cualquier otro tipo de partículas, que son frenadas por la montaña, y evitar una detección falsa. En cambio, Silva pretende hacer creer que con sólo dos metros cúbicos de agua (2.000 litros) y una pantalla magnética, es posible detectar neutrinos sin necesidad de meterse bajo tierra.
Como observación final, por la misma razón de la casi nula interacción de los neutrinos con nada, éstos son inservibles para producir efectos en trozos de carne, u hojas de afeitar. Si no interaccionan con la carne, ni la hoja de afeitar, no pueden producir efectos de ningún tipo sobre ellos. Aún en el caso de que pudieran interaccionar con una pechuga de pollo, su interacción sería a nivel nuclear, nunca molecular como requeriría la carne para poder conservarse.
¿Y las pruebas, dónde están?
Llegados a este punto, se puede resumir que la piramidología está basada en una casualidad, y un salto lógico, cuya justificación buscan personas que no tienen ni repajolera idea de los temas que estudian (magnetismo, física de partículas o estructura de la materia). Eso, en el mejor de los casos. En el peor, se trata de una serie de charlatanes que intentan timar al personal, impresionando a sus víctimas usando palabrería científica, que sí saben muy bien qué negocio se traen entre manos, y que puede resultar peligroso para la salud de una persona.
Si han seguido con atención la lectura, se habrán dado cuenta que nos hemos dedicado a comparar afirmaciones con datos obtenidos del conocimiento científico actual. En ningún caso hemos hablado de experimentos controlados, ni pruebas o datos destinados a demostrar la existencia de una energía piramidal, porque no los hay. Sólo afirmaciones gratuitas. En cambio, todos los experimentos hechos en otros campos de la ciencia, y que se pueden volver a reproducir en cualquier momento, contradicen abiertamente todas estas afirmaciones, elucubraciones, invenciones, ocurrencias o como se las quiera llamar.
El magnetismo de la tierra dice que es muy improbable que las pirámides de Gizeh se orientaran en su construcción con el campo magnético terrestre. A partir de ahí, pensar que puede haber una energía relacionada con una hipotética alineación es simplemente una estupidez, fruto de una casualidad.
Además, el magnetismo en la materia es una rama perfectamente conocida hoy día. Es perfectamente posible analizar qué ocurre con un campo magnético que atraviesa una pirámide, hecha del material magnético que sea, y de ahí no se deduce ninguna anomalía que permita pensar en la existencia de una energía extraña.
De los neutrinos quedan incógnitas, pero de lo que sí se sabe de ellos, es imposible que puedan quedar atrapados en ningún sitio, dada su escasa interacción con nada. Y desde luego, nada de lo que afirman los “expertos” piramidólogos acerca de propiedades, cantidades o detectores es cierto, sino que tiene visos de ser mentiras basadas en cuatro cosas mal oídas por ahí, con objeto de impresionar. Sólo hay que ver cómo mezclan términos (hadrones, leptones, magnetismo, detectores imposibles…)
Y del agua qué decir. Un líquido como el agua no puede tener una estructura estable con cinco moléculas enlazadas, debido a que la alta movilidad de las moléculas impide la creación de enlaces permanentes. Incluso si así fuera, la geometría de sus moléculas impiden que tenga una estructura piramidal, debido a todas las repulsiones eléctricas que habría que vencer. El uso de técnicas de difracción de rayos X es el pan de cada día para revelar la estructura de un material, y aplicado al hielo, los resultados muestran una estructura hexagonal que nada tiene que ver con pirámides.
En todo caso, si el conocimiento científico actual estuviera equivocado, nada más fácil que enseñar un resultado experimental reproducible que demuestre inequívocamente que el agua forma pirámides. O los cálculos con las correcciones necesarias a las teorías actuales, que permitan deducir y comprobar la existencia de energías misteriosas, y cómo actúan sobre las pechugas de pollo, o las hojas de afeitar.
Eso sí que serían unas buenas pruebas, que nos callarían la boca a más de uno, y le darían el Nobel a otros. ¿Alguien cree que las veremos algún día? En cambio, yo apostaría a que dentro de otros 70 años, las afirmaciones extraordinarias seguirán siendo las mismas que hoy, y las demostraciones seguirán brillando por su ausencia.
Notas
[1] Un cubo de un centímetro de lado de cobre, tiene una resistencia de 1.7•10-6 Ohm. Diez billones de veces menos que el mismo cubo de agua pura.
[2] Puentes de hidrógeno en la Wikipedia (inglés)
[3] http://www.lsbu.ac.uk/water/ice1h.html
[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Hadrón
[5] ¿O hablábamos de ladrones?. Sï, se presta al chiste fácil, sobre todo con esta gente.
[6] http://en.wikipedia.org/wiki/Lepton
[7] La masa de un electrón ronda los 9·10-31 Kg. Aunque con partículas se habla más habitualmente de la energía equivalente de la masa, E=mc2. Para un electrón, su “masa” es 0.5·106 eV, y la del neutrino está entre 0.05 y 0.3 eV.
[8] Por situarnos, el Sol está a 8 minutos-luz. Júpiter a 45 minutos-luz. Y la estrella más cercana, Alfa Centauro, está a 4 años-luz
[9] Nótese que las unidades son distintas a las dadas por Silva. Al ser imposible atrapar neutrinos, se mide la cantidad de ellos que atraviesan un área determinada cada segundo. Sólo si estuvieran confinados se puede hablar del número de neutrinos encerrados en un volumen determinado.