viernes, junio 09, 2006

Piramidioteces (II)



El agua piramidal

Según se vio en la primera parte, el primer paso en el supuesto funcionamiento de una pirámide, consistiría en la eliminación del agua para deshidratar y momificar o conservar carne. El agua es por tanto un factor clave, según el manual de Sosa, aunque no se explique por qué ocurre esa supuesta evaporación producida por el hecho de estar dentro de una pirámide.

El agua no se libra de que se especule con varias ocurrencias respecto a sus propiedades, y su habilidad de absorber la energía piramidal para conferirle capacidades curativas, duraderas por varios días. Algunas de las propiedades que los piramidólogos le atribuyen al agua son por ejemplo:

- Es un compuesto paramagnético (se magnetiza en el mismo sentido que un campo magnético aplicado). Lo cual es falso: es diamagnético (se magnetiza en sentido contrario al campo aplicado)

- Posee una conducción casi perfecta de la electricidad. Falso. Un cubo de un centímetro de lado de agua pura tiene una resistencia de 18 MOhm (18 millones de ohmios). Esto no le impide conducir la electricidad, pero dista mucho de ser un conductor casi perfecto, como puede ser un cable de cobre [1] . En condiciones normales, el agua no está pura, sino que contiene iones disueltos en ella, que pueden facilitar la corriente eléctrica. En esas circunstancias, la resistencia puede bajar hasta unos 10 KOhm (diez mil ohmios), unas mil veces menos que el mismo cubo de antes. Pero que sigue alejado de ser buen conductor.

Agua del grifo en un vaso: 164 KOhm. ¿Un conductor casi perfecto?



- Que un campo magnético débil puede provocar cambios permanentes en temperatura de ebullición, densidad, conducción eléctrica… Falso. El agua no es ferromagnética, que es el único tipo de magnetismo que puede retener una cierta “memoria” de sucesos pasados. Por tanto, cuando se elimina el campo magnético que se aplica al agua, ésta vuelve a su estado anterior, y no hay diferencia alguna entre agua “tratada” y “no tratada”.

Aunque la mejor de las ocurrencias no se encuentra en el manual, sino en la web de otro estudioso de la piramidología, donde afirma, sin pruebas que lo sustenten, que el agua líquida tiene una estructura que es ¡Una pirámide!, teniendo en cada uno de sus vértices una molécula de agua :

“En la pirámide los cuerpos orgánicos son afectados en cuanto a estructura molecular del agua por el efecto conocido como Simpatía Magnética de la Forma. Este poderoso efecto (…) hace que las moléculas de agua adquieran su forma natural correcta de 5 H2O, haciéndose más solventes y menos oxidantes. Ya se sabe (hace veinte años) que la verdadera molécula de agua tiene forma de pirámide perfecta, con casi 52º de inclinación de sus caras”


Que imaginación, pardiez



El agua es una molécula compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, que se colocan de forma que los dos de hidrógeno forman un ángulo de 104º. Esta configuración hace que la molécula sea polar, es decir, que aunque es eléctricamente neutra, posee un momento dipolar eléctrico debido a la distribución de las cargas. Los electrones del hidrógeno están más tiempo cerca del átomo de oxígeno, con lo que esa parte queda cargada negativamente, mientras que la parte de los hidrógenos queda cargada positivamente, aunque en total la carga sea nula.

Intimidades de la molécula de agua


Esta distribución de las cargas hace que dos moléculas de agua puedan repelerse eléctricamente, y también atraerse, formando lo que se llaman “puentes de hidrógeno"[2], donde un hidrógeno atraería el oxígeno de otra molécula distinta. En un líquido, estos puentes se crean y destruyen constantemente, dando sólo la cohesión necesaria al líquido como para que no se disperse como si fuera gas, pero sin llegar a formar una estructura de ningún tipo. En cambio, es al bajar la temperatura cuando estos puentes de hidrógeno se vuelven más estables, e incluso permanentes, haciendo cristalizar el agua en hielo, con una forma que no es piramidal, sino hexagonal [3] , como revelan estudios de difracción rayos X.

Pero como imaginar es gratis, imaginemos que cinco moléculas de agua pueden llegar a formar una estructura así. Fíjense cómo el autor del dibujo de la pirámide de agua has sido muy hábil dibujando la forma, y colocando las letras que representan al agua. Pero mucha, muchísima más habilidad hubiera requerido dibujar los átomos, y cómo quedarían colocados en esa pirámide.

Por un lado, hay que emparejar hidrógenos con oxígenos para formar los puentes. Al final es imposible evitar juntar dos hidrógenos, o dos oxígenos; intenten hacer el dibujo. Esto produciría una repulsión del conjunto de moléculas.

Por otro lado, una pirámide como la sugerida, tiene unas paredes con una inclinación de 52º respecto de la base. Si se calcula cual es el ángulo que forman aristas opuestas de la pirámide en el vértice, éste es de 95º. Una molécula de agua, con sus 104º podría colocarse ahí, sólo si se fuerza a los hidrógenos a cerrar el ángulo que forma la molécula. Eso implica una mayor repulsión eléctrica entre los hidrógenos. De igual forma, la base es un cuadrado cuyos sus lados forman ángulos de 90º. En cada esquina hay que volver a colocar moléculas de agua de un ángulo mayor, de las cuales no necesariamente todas, pero sí alguna, habrá que forzarla de nuevo para cerrar su ángulo y formar la base cuadrada. Una vez más, la repulsión eléctrica se haría presente.

No pega ni con cola


Llega un momento en que tanta energía acumulada en repulsiones haría a la estructura inestable, y que se deshiciera.

La ensalada de partículas

He dejado para el final la parte más técnica de la piramidología, más que nada porque a estas alturas no debería ser necesario entrar en ella. Ya hemos visto que sus fundamentos son inexistentes, y que sus estudiosos no tienen la más mínima idea de lo que están estudiando. De todas formas, allá vamos.

Existe otra definición de energía piramidal:

Es una energía magnética producida por las partículas nucleares hadrón de los protones y neutrones procedentes de los cuerpos cósmicos



¿Alguien echaba de menos más palabras mágicas? Pues aquí están: neutrones, hadrones, cuerpos cósmicos… Las vibraciones y frecuencias no faltan. Hace ya siglos, los médicos decían que la salud de una persona dependía de sus humores y el equilibrio entre todos ellos. La piramidología, en pleno siglo XX, establece que la salud depende de

"…que un grupo de células vibre a una cierta frecuencia cuando gozan de buena salud, pero cuando esta frecuencia se ve perturbada por alguna razón, se produce un estado de enfermedad"



Antes eran humores. Ahora son vibraciones. Pocas veces, por no decir nunca, 70 años de estudios tuvieron el efecto de atrasar el conocimiento en tantos siglos. Dejaremos que sean médicos o biólogos quienes pongan en su sitio estas barbaridades, y volvamos al campo de la física, para adentrarnos en el bonito mundo de las partículas fundamentales y la mecánica cuántica.

Retomemos el asunto de la “energía hadrón”, que tiene su miga. No, no se me rían aún, que los hadrones [4] sí existen. Ahora, que los protones y neutrones no contienen partículas hadrón como se deduce de la definición, sino que ellos mismos son los hadrones.

Dentro del modelo actual de partículas elementales, los hadrones son partículas que interaccionan a través de la fuerza fuerte. Entre éstas se incluyen protones y neutrones (también llamados bariones), y otra serie de partículas llamadas mesones, que son inestables y se desintegran.

Según el manual, toda esta ensalada de partículas, al final, son energías y vibraciones que se amplificarían por resonancia en la pirámide, a pesar de que el magnetismo dentro de la pirámide no prevé que ocurra nada en especial, y ponen en movimiento las moléculas de la materia de la carne a conservar, o de la cuchilla de afeitar a afilar.

Es en este punto es donde transformamos los hadrones en neutrinos. Ya ven, estábamos tan contentos hablando de hadrones [5] , y resulta que al pasar la hoja descubrimos que la energía hadrónica está compuesta por neutrinos, que supuestamente se acumulan en el centro de la pirámide, y son los causantes de todos los milagros. Ahora bien, los neutrinos no son hadrones. Son leptones[6], como el electrón, cuya principal característica es que no se ven afectados por la fuerza fuerte. Todo lo contrario de los hadrones.

Los neutrinos son partículas de las que hasta hace muy poco no se sabía a ciencia cierta si tenían masa, o si ésta era muy pequeña. En 1998 se confirmó que tenían una masa muy reducida, entre 10 y 100 millones de veces menor que la de un electrón[7] .

Un neutrino sólo tiene dos tipos de interacciones: la débil, que ocurre en el interior de un núcleo atómico, y la gravitatoria. Una masa tan pequeña hace que la interacción gravitatoria sea prácticamente despreciable, mientras que el diminuto tamaño de un núcleo atómico (~10-15 metros) hace muy poco usual una colisión entre neutrino y átomo. Además, por ser neutro, no interacciona ni eléctrica, ni magnéticamente. Es muy difícil que el neutrino interaccione apenas con nada. Un haz de neutrinos puede atravesar la Tierra de parte a parte sin tocarla, lo que le hace extremadamente difícil de detectar. De hecho, se necesitaría una pared de plomo de 1 año-luz de grosor para frenar la mitad del haz [8].

Así que, tras hablar y hablar insistentemente de campos magnéticos, finalmente aparece una partícula, responsable final de la energía piramidal, que no interacciona ni eléctrica, ni magnéticamente con nada. Una incoherencia de este tamaño produce pinzamientos en el cerebro sólo al leerla.

Llegados a este punto, algún mal pensado creerá que toda esta mención a neutrinos, hadrones, energías y campos magnéticos es sólo para meter palabros científicos, e intentar dar un halo de seriedad al asunto. Y así es.

Sabiendo todo esto acerca de los neutrinos, llama la atención que un personaje como Gabriel Silva Vargas, vendedor de pirámides para más señas, y el mismo que propone la estructura piramidal del agua, diga que ha comprobado que existe una concentración de neutrinos en el interior de una pirámide de tres millones de neutrinos por metro cúbico. Lo cual es un dato totalmente inventado :

Primero, porque debido a la casi nula interacción es imposible que estén confinados en ningún sitio, sea una pirámide, un dodecaedro, o una pantalla magnética. Es imposible ponerles una barrera para que no escapen (recuerden la pared de plomo). Menos aún magnética como dice Silva, porque un neutrino no interacciona magnéticamente.

Segundo, el dato de 3 millones quizás a Silva le parezca espectacular, pero en realidad es ridículo, si lo comparamos con los 1.000 billones de neutrinos (1015) por metro cuadrado que genera el Sol cada segundo, que llegan intactos a la Tierra, y que la atraviesan de lado a lado sin apenas tocarla. Más ridículo es aún si se compara con los 1024 neutrinos por metro cuadrado que genera una central nuclear cada segundo [9] [10].

Tercero, los detectores de neutrinos son piscinas gigantescas , que se construyen bajo tierra o dentro de una montaña. La razón es porque se necesita una gran sensibilidad. Bajo tierra, se elimina cualquier otro tipo de partículas, que son frenadas por la montaña, y evitar una detección falsa. En cambio, Silva pretende hacer creer que con sólo dos metros cúbicos de agua (2.000 litros) y una pantalla magnética, es posible detectar neutrinos sin necesidad de meterse bajo tierra.

Como observación final, por la misma razón de la casi nula interacción de los neutrinos con nada, éstos son inservibles para producir efectos en trozos de carne, u hojas de afeitar. Si no interaccionan con la carne, ni la hoja de afeitar, no pueden producir efectos de ningún tipo sobre ellos. Aún en el caso de que pudieran interaccionar con una pechuga de pollo, su interacción sería a nivel nuclear, nunca molecular como requeriría la carne para poder conservarse.

¿Y las pruebas, dónde están?

Llegados a este punto, se puede resumir que la piramidología está basada en una casualidad, y un salto lógico, cuya justificación buscan personas que no tienen ni repajolera idea de los temas que estudian (magnetismo, física de partículas o estructura de la materia). Eso, en el mejor de los casos. En el peor, se trata de una serie de charlatanes que intentan timar al personal, impresionando a sus víctimas usando palabrería científica, que sí saben muy bien qué negocio se traen entre manos, y que puede resultar peligroso para la salud de una persona.

Si han seguido con atención la lectura, se habrán dado cuenta que nos hemos dedicado a comparar afirmaciones con datos obtenidos del conocimiento científico actual. En ningún caso hemos hablado de experimentos controlados, ni pruebas o datos destinados a demostrar la existencia de una energía piramidal, porque no los hay. Sólo afirmaciones gratuitas. En cambio, todos los experimentos hechos en otros campos de la ciencia, y que se pueden volver a reproducir en cualquier momento, contradicen abiertamente todas estas afirmaciones, elucubraciones, invenciones, ocurrencias o como se las quiera llamar.

El magnetismo de la tierra dice que es muy improbable que las pirámides de Gizeh se orientaran en su construcción con el campo magnético terrestre. A partir de ahí, pensar que puede haber una energía relacionada con una hipotética alineación es simplemente una estupidez, fruto de una casualidad.

Además, el magnetismo en la materia es una rama perfectamente conocida hoy día. Es perfectamente posible analizar qué ocurre con un campo magnético que atraviesa una pirámide, hecha del material magnético que sea, y de ahí no se deduce ninguna anomalía que permita pensar en la existencia de una energía extraña.

De los neutrinos quedan incógnitas, pero de lo que sí se sabe de ellos, es imposible que puedan quedar atrapados en ningún sitio, dada su escasa interacción con nada. Y desde luego, nada de lo que afirman los “expertos” piramidólogos acerca de propiedades, cantidades o detectores es cierto, sino que tiene visos de ser mentiras basadas en cuatro cosas mal oídas por ahí, con objeto de impresionar. Sólo hay que ver cómo mezclan términos (hadrones, leptones, magnetismo, detectores imposibles…)

Y del agua qué decir. Un líquido como el agua no puede tener una estructura estable con cinco moléculas enlazadas, debido a que la alta movilidad de las moléculas impide la creación de enlaces permanentes. Incluso si así fuera, la geometría de sus moléculas impiden que tenga una estructura piramidal, debido a todas las repulsiones eléctricas que habría que vencer. El uso de técnicas de difracción de rayos X es el pan de cada día para revelar la estructura de un material, y aplicado al hielo, los resultados muestran una estructura hexagonal que nada tiene que ver con pirámides.

En todo caso, si el conocimiento científico actual estuviera equivocado, nada más fácil que enseñar un resultado experimental reproducible que demuestre inequívocamente que el agua forma pirámides. O los cálculos con las correcciones necesarias a las teorías actuales, que permitan deducir y comprobar la existencia de energías misteriosas, y cómo actúan sobre las pechugas de pollo, o las hojas de afeitar.

Eso sí que serían unas buenas pruebas, que nos callarían la boca a más de uno, y le darían el Nobel a otros. ¿Alguien cree que las veremos algún día? En cambio, yo apostaría a que dentro de otros 70 años, las afirmaciones extraordinarias seguirán siendo las mismas que hoy, y las demostraciones seguirán brillando por su ausencia.

Notas
[1] Un cubo de un centímetro de lado de cobre, tiene una resistencia de 1.7•10-6 Ohm. Diez billones de veces menos que el mismo cubo de agua pura.

[2] Puentes de hidrógeno en la Wikipedia (inglés)


[3]
http://www.lsbu.ac.uk/water/ice1h.html

[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Hadrón

[5] ¿O hablábamos de ladrones?. Sï, se presta al chiste fácil, sobre todo con esta gente.

[6] http://en.wikipedia.org/wiki/Lepton

[7] La masa de un electrón ronda los 9·10-31 Kg. Aunque con partículas se habla más habitualmente de la energía equivalente de la masa, E=mc2. Para un electrón, su “masa” es 0.5·106 eV, y la del neutrino está entre 0.05 y 0.3 eV.

[8] Por situarnos, el Sol está a 8 minutos-luz. Júpiter a 45 minutos-luz. Y la estrella más cercana, Alfa Centauro, está a 4 años-luz

[9] Nótese que las unidades son distintas a las dadas por Silva. Al ser imposible atrapar neutrinos, se mide la cantidad de ellos que atraviesan un área determinada cada segundo. Sólo si estuvieran confinados se puede hablar del número de neutrinos encerrados en un volumen determinado.

[10] http://en.wikipedia.org/wiki/Neutrino

martes, junio 06, 2006

Piramidioteces (I)

Examen de lógica:

Complete la última frase, según la lógica de las anteriores
- Si colocamos una persona muerta en una pirámide, ésta se momifica
- Si colocamos un animal muerto en una pirámide, éste se momifica
- Si colocamos una pechuga de pollo en una pirámide, ésta se… conserva en perfecto estado, lista para comer en cualquier momento.

¿Cómo? ¿Que algo falla en esta lógica? Pues es la lógica en que se basa la nunca probada energía curativa de las pirámides. Hace unos 70 años, decenio arriba o abajo, a un tal Antoine Bovis le llamó la atención encontrar animales recién muertos momificados en las pirámides egipcias. Curioso que era el hombre, hizo experimentos caseros, y presuntamente consiguió momificar animalillos muertos en pequeñas pirámides a escala, y orientadas respecto al eje magnético de la Tierra de igual forma que las pirámides egipcias. Y así, estas dos anécdotas llevan a la conclusión de que si en vez de un animal muerto, sólo colocamos un pedazo de él, la pirámide en vez de momificarlo, conservará el filete apto para su consumo. O quizás es el concepto de “conservado en buen estado” de Bovis era distinto al del común de los mortales.

Así que como afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, desde entonces se viene desarrollando toda esta cosa de la piramidología en un intento de justificar tamaño salto lógico, en el que no faltan como es menester, la aparición de energías desconocidas, y partículas cuánticas. El fruto de estos 70 años de continuo avance y obtención de utilísimo conocimiento nuevo, se puede encontrar en un panfleto (el autor lo llama manual), el cual vamos a usar como libro de cabecera para analizar qué hay de tergiversado, qué hay de mentira y qué hay de falso acerca de la energía de las pirámides. Lo que hay de verdad se resume en una palabra: nada.

El manual en cuestión responde al título de “Energía piramidal terapéutica ¿Mito o realidad?"[1], escrito por el Dr. Ulises Sosa. Todas las afirmaciones de la piramidología que van a leer por aquí, están sacadas de dicho escrito, a menos que se indique lo contrario.

Antes de empezar, tan solo decir que se podría hablar de una piramidología “teórica”, que intentaría explicar la aparición y acción de una presunta energía misteriosa, aunque en ningún momento trata de cómo esa energía actúa sobre la materia dentro de una pirámide para conservar la carne fresca y una piramidología “aplicada”, que se reduce a meter cosas dentro de una pirámide para tener una extensa colección de anécdotas. Aquí, sólo vamos a hablar de piramidología teórica para poner de relieve, por un lado, cómo sus fundamentos son absurdos e inexistentes, y por otro el gran desconocimiento acerca del tema de quienes se supone lo están estudiando que permite pensar con bastante seguridad que intentan timar a personas poco informadas.

Propiedades de la energía piramidal
Lo primero, como no, es saber que milagros se le atribuyen a las pirámides. Ya se ha comentado acerca de la momificación que conserva los alimentos en buen estado. Pues además, mejora el sabor de los cigarros, añeja los vinos, incrementa el lapso de vida de animales pequeños, hace crecer más a las plantas, afila las navajas, y también “recupera los discos de computación descompuestos” (sic). Que sí, que no es coña, sic.

La razón de estos milagros parece encontrarse en dos factores que entran en juego:

1- Deshidratación rápida: en la materia orgánica, produciría la momificación, y en materia inorgánica, elimina moléculas de agua de espacios intercristalinos de los materiales.
2- Acción de una energía piramidal: En la materia orgánica destruiría microorganismos, evitando la putrefacción de la carne momificada, lo que provoca su mejor conservación. En la materia inorgánica, actúa sobre la microestructura, eliminando la fatiga del material.

Así que existen dos grandes misterios que resolver: el primero, la rápida eliminación del agua. Sin embargo, este punto lo dejaremos de lado, porque, sencillamente, nadie se ha preocupado en explicarlo. Los piramidólogos se centran en la segunda parte, por ser más sorprendente y donde se pronuncian las primeras palabras mágicas del relato: energía piramidal.

En cierta forma, viene a ser como aquel, no se si llamarlo chiste malo, en que le decías a una persona que “habría que matar a los moros, a los negros, y a los bomberos”, a lo que te respondía sorprendido “¿y a los bomberos por qué?”, como si no fuera igual de sorprendente que se le hiciera lo mismo a los primeros de la lista.

Cierto es que una deshidratación no es algo anormal, pero al fin y al cabo, está dentro de un proceso insólito, se especifica que es una deshidratación producida por efectos de la pirámide, y por tanto debería entrar en una explicación completa del supuesto fenómeno. Tan sólo existen ocurrencias acerca de la estructura del agua, en la que entraremos más adelante; por el momento, haremos como los piramidólogos, y nos centraremos en la afirmación más extraordinaria, para comprobar como de extraordinarias son las pruebas.

¿Qué es la energía piramidal?
Una definición de energía piramidal es (negrita mía):

Consideramos que la esencia de la energía piramidal es magnética, o sea, un campo de fuerzas originado por la energía electromagnética en movimiento.
(…)
Al hablar de “energía piramidal”, nos referimos, por ende, a un tipo de energía relacionada con el campo magnético, que se encuentra en todas partes, pero que la pirámide la “organiza” de forma tal que su existencia se ponga de manifiesto. Al igual que ocurre con el campo magnético, que siempre está presente y sin embargo, un imán es su forma de presentación.
Lo que de ninguna forma puede ser considerado como una definición. Como corolario a la definición, se encuentra un gran error acerca de imanes y campos magnéticos.

Imaginen que no saben lo que es un sidecar, y les dan esta definición: “es algo relacionado con una moto, la cual se encarga de ponerlo en movimiento”. Todos saben lo que es una moto, pero esta definición no dice nada acerca de las propiedades de un sidecar. De igual forma, un campo magnético es algo qué todos tienen en mente, algo que de mejor o peor manera conocen; pero decir que existe algo relacionado con él, no lo está definiendo, ni se describiendo sus características principales.

Esta no-definición además, pone ya al descubierto un grave problema de los estudiosos que impide otorgarles ninguna credibilidad. Según ellos, un imán es la forma de presentación del campo magnético, es decir un imán sería el efecto producido por un campo magnético. Sin embargo, es justo al revés, dado que un imán es la causa de la aparición de un campo magnético.

No es una cuestión de matiz en absoluto, sino una cuestión de relación causa/efecto, cosa poco trivial. Es un error muy grave, porque revela un desconocimiento de un concepto que está muy ligado, según la no-definición, al objeto de estudio. Y más grave aún sabiendo que se ha llegado a este punto después de 70 años de ¿investigaciones?

Y es que si el magnetismo está en la base de la energía piramidal, resulta inconcebible que quien lo estudia pueda llegar a afirmar que:

La potencia del campo magnético terrestre (…) está generada por la ionosfera
La ionosfera es una capa superior de la atmósfera. En ella existen iones y partículas cargadas eléctricamente debido principalmente a la acción de la radiación solar. Su única influencia magnética es que estos iones al desplazarse por la atmósfera, crean un pequeño campo magnético, que tan sólo perturba ligeramente al creado por el núcleo de la Tierra. El campo magnético terrestre se genera en el interior del planeta. La acción del campo se extiende hasta fuera de la Tierra, formando la magnetosfera, que protege del incesante bombardeo de partículas de muy alta energía, provenientes del sol y del espacio exterior.

En el instituto, mi profesor de historia nos recomendó no responder a voleo las preguntas del examen, porque se demostraban dos cosas:

a) no te sabes el tema que te preguntan, (en este caso, el campo magnético terrestre)
b) tampoco te sabes el tema que has respondido (es decir, la ionosfera)

La orientación del campo magnético

La gran importancia que el campo magnético tiene en la piramidología viene de la idea de Bovis de que una pirámide debe estar alineada exactamente con el campo magnético de la Tierra, tal como están las pirámides de Gizeh. Es decir, dos de sus caras están colocadas de forma perpendicular al campo magnético de la Tierra

¿Lo están?

Pues depende del día. Empecemos por saber qué es el eje magnético. Es la línea imaginaria que une los dos puntos considerados polos norte y sur magnéticos de la Tierra. Ahora bien, estos dos puntos no se corresponden con los polos norte y sur geográficos, que son por los que pasa el eje de rotación del planeta. Hoy en día, el polo sur magnético se halla a unos 1.000 Km del polo norte geográfico, al noroeste de Canadá, de camino a Alaska a una velocidad de unos 20 Km por año, mientras que el polo norte magnético se halla en un extremo de la antártida.

El eje magnético no es estático como el geográfico, sino que se desplaza. Puede llegar incluso a invertirse, y tener el norte magnético cerca del norte geográfico. Aunque la última inversión ocurrió hace ya 780.000 años. Sin embargo, no es el eje lo que debe preocuparnos, ya que es imaginario. Lo real, lo que de verdad tiene capacidad de interacción, es el campo magnético y la dirección que lleva. A priori, se supondría que estas direcciones fueran paralelas a este eje imaginario, pero rodeando la Tierra por su superficie.

Sin embargo, la dinámica del núcleo terrestre es muy compleja, y si a ello le sumamos que existen materiales en el planeta que se pueden magnetizar y alterar el propio campo terrestre, nos encontramos que las líneas en vez de ir paralelas al eje magnético, pueden en realidad desviarse. Una brújula se alinea respecto al campo magnético, pero no tiene por qué señalar al polo magnético. La imagen siguiente muestra lo que sería el eje geográfico (línea negra), el eje magnético, y una posible línea de campo magnético.

Una brújula se alinearía con la línea azul, pero no apuntaría ni al polo magnético, ni al polo geográfico. Por tanto, si hablamos de una orientación respecto a un campo magnético, hay que entenderla como estar alineado con respecto a la dirección del campo magnético en ese punto preciso.

Por razones prácticas, se define un ángulo de desviación, o declinación, que mide cuánto se desvía el campo magnético respecto del eje geográfico. Existen organismos e instituciones dedicadas a estudiar estas desviaciones, que son de gran importancia para la navegación aérea y marítima. Existen bases de datos y modelos que reproducen cual es la declinación en los últimos 400 años. Véase por ejemplo, en la web del Programa Nacional de Geomagnetismo de Estados Unidos [2], un gif animado con la variación de la declinación en este tiempo, junto con un FAQ acerca de geomagnetismo. Y en el Instituto Geográfico Nacional de España, se puede ver un mapa de declinaciones de España [3].

Volviendo a las pirámides de Gizeh, Internet es una gran fuente de información, y gracias a los mapas de google, he aquí una hermosa vista aérea de las tres pirámides, que muestran un alineamiento bastante cercano al eje geográfico:

a la que se ha superpuesto un gráfico con el valor de la declinación en la zona de El Cairo en los últimos 400 años. Se puede ver como la desviación del campo magnético respecto al eje geográfico ha variado mucho, entre los 14 grados al oeste en 1750, y los 2 hacia el este actuales. Esta otra imagen muestra cual sería la dirección del campo magnético en esos dos valores extremos (azul y rojo), y cómo debería ser para considerar que la pirámide está orientada (negro):

Le dejo al lector la evaluación de cómo de alineados están los campos magnéticos con la pirámide.

La dirección del campo magnético en cada punto de la superficie, y en cada momento del tiempo depende de dos factores: la posición de los polos magnéticos, que tienen una variación lenta; y la dinámica del núcleo terrestre, que produce pequeñas variaciones constantemente. Ambas hacen cambiar la orientación del campo localmente en cada momento, de forma que vaya usted a saber hacia donde apuntaba hace 4.000 años. Ni siquiera es posible estimarlo. La complejidad del problema, similar al de predecir el tiempo meteorológico, hace que los modelos actuales sólo sean capaces de predecir y reproducir estas variaciones en rangos de 5 a 50 años como mucho.

Además, si un egipcio hubiera intentado construir una pirámide orientada con el campo magnético para usar una misteriosa energía piramidal, hubiera tenido muchos problemas para conseguirlo, porque ¿cómo se mantiene una pirámide orientada durante su construcción, si la desviación varía todos los días? ¿Y cómo se mantiene la orientación una vez terminada?

Imagínense al tatarabuelo de Numerobis (arquitecto egipcio en “Astèrix y Obèlix: Misión Cleopatra" [4]), con su brújula, haciendo cálculos extremadamente precisos y marcando la línea exacta donde debe ir la base de la pirámide. La construyen, y al finalizar el proyecto tras 20 años, vuelve a comprobar el alineamiento con el campo magnético, y se encuentra una desviación de ¡2 grados! (como ocurre entre 1680 y 1700 por ejemplo) Y en otros 20 años más podrá haberse ido otros 2º más, total . Al cabo de 100 años, bien podría estar desviada en 10º. La pirámide sólo funcionaría las pocas veces que el azar, o más bien la teoría del caos decida que la orientación sea la correcta. Si se entera el faraón, los cocodrilos cenan esa noche.

Pero sin duda el dato más curioso es que hace unos 75 años, allá por los años 30, la orientación del campo magnético en las pirámides de Gizeh con el eje geográfico era menor de un grado, fechas en las que se supone que Antoine Bovis realizó su descubrimientos piramidológicos, y de los que hábilmente dedujo que si la gran pirámide de Keops estaba alineada con el campo magnético, es porque así debe hacerse para generar una energía misteriosa dentro de una pirámide. Sin embargo, como hemos visto, es imposible mantener una pirámide orientada con el eje magnético, y bastante difícil llegar a construirla. Fue una pura y simple casualidad, que el campo magnético estuviera alineado con la pirámide el día que Bovis pasaba por allí, la que le llevó a una conclusión totalmente errónea, en la que está basada la piramidología.

Una pirámide en un campo magnético

A pesar de que acorde con lo anterior, todo este cuento tiene unos cimientos tan sólidos como un cirroestrato, los “expertos” no paran de construir pirámides, y seguir reivindicando sus poderes mágicos.

Según la no-definición de energía piramidal, está relacionada con un campo magnético. Gracias varios científicos de los siglos XIX y XX (Ampère, Faraday, Biot, Savart, Maxwell, Pierre Curie, Langevin…), hoy día se conoce a la perfección cómo reaccionan ante cualquier material, tenga la forma que tenga.

Los átomos se pueden imaginar como pequeños imanes, cada uno apuntando a una dirección distinta. En promedio, el campo de todos estos imanes tiende a anularse, pero cuando se aplica un campo magnético externo, los átomos reaccionan ante él, y el material en promedio, puede presentar tres formas distintas de magnetización:

Los materiales diamagnéticos se magnetizan en sentido contrario al campo aplicado. El campo magnético total en su interior es igual al exterior, menos la magnetización que se ha creado, y por tanto es menor que el exterior. El cobre o el agua son ejemplos de materiales diamagnéticos.

Los materiales paramagnéticos se magnetizan en el mismo sentido que el campo aplicado, y por tanto, el campo en el interior del material es mayor que en el exterior. El aluminio es paramagnético, por ejemplo.

Por último, están los materiales ferromagnéticos, como el acero, que se magnetizan en el mismo sentido que el campo aplicado, y además pueden conservar la magnetización una vez se elimina el campo externo. Esto último no ocurre con los materiales diamagnéticos y paramagnéticos [5].

Igualmente, se sabe también qué pasa en la frontera entre dos materiales distintos: existen unas reglas que dependen del ángulo que forma la interfase con el campo magnético, de forma que al final hay una especie de refracción, como le ocurre a la luz cuando atraviesa el agua, un cristal u otro material.

Así, con estos ingredientes, se puede ver qué ocurre cuando una pirámide se coloca en medio de un campo magnético uniforme como el de la Tierra. Los expertos piramidólogos dicen que las pirámides deben construirse de materiales no ferromagnéticos, lo cual facilita la tarea, pues son materiales más complicados de tratar.

Según estos mismos expertos, la energía piramidal se concentra en el centro de la pirámide. Dado que está relacionada con el campo magnético, entonces sería esperable que algo anómalo le ocurriera al campo magnético en ese punto. Sin embargo, cualquiera puede comprobar que no ocurre nada especial:

El campo terrestre llega a la pared de la pirámide. Si la pared es paramagnética, entonces el campo se desvía hacia arriba, y aumenta su intensidad. Al llegar al final de la pared, vuelve a desviarse y recupera la orientación e intensidad originales. ¿Y qué ocurre en el centro de la pirámide? Pues nada en particular. No hay ni concentración de líneas de campo, ni se desvían hacia el centro, ni hay mayor intensidad, ni nada de nada.

Si el material de la pared fuera diamagnético, el resultado sería el mismo, con la salvedad de que en las paredes el campo se desvía hacia el lado contrario, y la intensidad dentro de la pared sería menor que fuera de ella. En el centro de la pirámide, sigue sin pasar nada digno de atención, y el campo es igual que en el exterior.
- El agua piramidal
- La ensalada de partículas
[3] Mapa de declinaciones de España - (Instituto Geográfico Nacional)
[5] Una de las contribuciones de Curie fue mostrar que por debajo de una temperatura, llamada temperatura de Curie, un material paramagnético puede quedarse magnetizado permanentemente, como si fuera ferromagnético. Y al contrario, al elevar la temperatura de un material ferromagnético, se consigue hacerle paramagnético y que pierda su imanación. De forma que la división ferromagnético - paramagnético es sólo una cuestión de temperatura